Valoración de empresas: ¿ciencia, arte o puro sentido común?
- German Chaparro
- 9 feb
- 3 Min. de lectura
La valoración de empresas es un tema que genera debates entre financieros, inversionistas y empresarios. Algunos la consideran una ciencia exacta, basada en modelos matemáticos y fórmulas precisas. Otros la ven como un arte, donde la experiencia y el juicio profesional son más importantes que cualquier ecuación. Y, finalmente, hay quienes creen que es simplemente una cuestión de sentido común: 'una empresa vale lo que alguien esté dispuesto a pagar'.
Pero, ¿Cuál de estas visiones es la correcta? Primero entendemos de una vez por todas, que valorar no es una ciencia y tampoco un arte. Es un OFICIO, es decir que se aprende a través de prueba y error tal como lo expresa Aswath Damodaran.
Así mismo hay que tener presente, que el valor de cualquier activo financiero no solo esta determinado por el crecimiento de los flujos de caja sino también el riesgo, es decir, siempre es una función de las expectativas de los flujos de caja que los inversionistas esperan y la incertidumbre que actualmente recibirán esos flujos de caja.
Métodos
Actualmente, existen muchos modelos matemáticos y financieros, los cuáles son la base de cualquier valoración seria. Algunos de los métodos más utilizados incluyen:
Flujo de caja descontado (DCF)
- Calcula el valor presente de los flujos de caja futuros de la empresa.
- Es una herramienta poderosa, pero depende de supuestos clave como el crecimiento de ingresos, costos y tasa de descuento.
Múltiplos de mercado
- Compara la empresa con otras similares en el mercado.
- Es rápido y práctico, pero puede llevar a sobrevaloraciones si el mercado está en una burbuja.
Valoración por transacciones comparables
- Analiza precios pagados en adquisiciones recientes de empresas similares.
- Puede reflejar la realidad del mercado, pero cada transacción tiene particularidades que pueden distorsionar la comparación.
Sin embargo, muchas veces la modelación no es suficiente. Dos analistas pueden usar el mismo modelo DCF y llegar a valores completamente distintos porque la valoración implica un juicio profesional. Aquí es donde juega un pale muy importante: La experiencia, la evaluación del riesgo y storytelling.
Experiencia e intuición
- Un buen valuador sabe cuándo los números no tienen sentido y deben ser ajustados.
- Factores como la calidad del equipo directivo o la estrategia de mercado pueden influir en la valoración.
Evaluación del riesgo
- No es lo mismo valorar una startup sin flujo de caja que una empresa consolidada.
- El analista debe entender el riesgo real y ajustarlo en la valoración.
Narrativa y storytelling
- Una empresa no es solo números, sino una historia. La valoración debe reflejar el potencial de la empresa, lo que muchas veces no se ve en los estados financieros actuales.
La valoración como sentido común
A veces, los modelos financieros y los análisis sofisticados pueden hacer que se pierda de vista lo más importante: ¿tiene sentido el número final?
El mercado siempre tiene la última palabra
- No importa cuánto diga tu modelo que vale una empresa si nadie está dispuesto a pagar ese precio.
- La oferta y la demanda siguen siendo el factor determinante en cualquier transacción.
Comparación con la realidad
- Si tu valoración indica que una empresa vale 10 veces más que su competencia, ¿estás seguro de que no hay un error?
Regla del inversor inteligente
- Warren Buffett lo dice claramente: 'Es mejor comprar una empresa excelente a un precio justo que una empresa mediocre a un precio barato'.
Conclusión
La valoración de empresas no es una ciencia, no es un arte, es un oficio. No es una colección de números que la componen sino la historia detrás de los números
Comentarios