¿Un nuevo tablero global? China, Rusia y Brasil respaldan el ingreso de Colombia al BRICS
- German Chaparro
- 3 may
- 3 Min. de lectura

El mapa geopolítico global atraviesa una transformación silenciosa pero profunda. En el centro de esa mutación se encuentra el grupo BRICS —Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica— que ha dejado de ser un acrónimo de economías emergentes para convertirse en un proyecto de reconfiguración del poder mundial. La noticia reciente de que China, Rusia y Brasil respaldan el ingreso de Colombia al bloque marca un giro estratégico con consecuencias regionales e internacionales.
Esta no es solo una movida diplomática. Es una señal de alineamiento, un gesto de invitación a un nuevo orden donde el dólar, la OTAN y los organismos multilaterales tradicionales pierden centralidad. Colombia, tradicional aliado de EE. UU. en América Latina, podría estar iniciando un cambio de eje. Y no es menor que ese giro cuente con el beneplácito de tres potencias que hoy son antagonistas explícitos de Washington.
BRICS: de plataforma emergente a arquitectura paralela
Desde 2009, BRICS ha evolucionado desde un foro informal hacia una plataforma de coordinación política y financiera. La creación del Nuevo Banco de Desarrollo (NDB), las conversaciones sobre una moneda común y la expansión del bloque con nuevos países (como Argentina, Irán y Arabia Saudita) revelan un proyecto claro: construir una alternativa sistémica al orden económico liderado por Occidente.
El interés en Colombia no es casual:
• Es la 4ta economía más grande de América Latina, con una posición geográfica estratégica entre el Caribe y el Pacífico.
• Su dotación de recursos naturales y potencial energético la hace atractiva en un contexto de transición global.
• A pesar de su cercanía histórica con EE. UU., el gobierno actual ha mostrado voluntad de autonomía multilateral.
¿Por qué China, Rusia y Brasil apoyan su entrada?
1. China busca profundizar su presencia en América Latina como parte de su estrategia de la Franja y la Ruta. Colombia representa un nodo logístico clave, además de un potencial socio minero-energético.
2. Rusia, aislada por Occidente, ve en Colombia una oportunidad para desestabilizar la hegemonía estadounidense en el hemisferio. Su apoyo no es ideológico, sino geopolítico.
3. Brasil, bajo el liderazgo de Lula da Silva, apuesta a un regionalismo autónomo. Respaldar a Colombia refuerza su rol de potencia mediadora dentro del Sur Global y consolida a América del Sur como actor protagónico.
¿Qué implica para Colombia?
Ingresar al BRICS no es simplemente acceder a una alianza económica. Implica:
• Replantear su política exterior y su lugar en los foros multilaterales.
• Acceder a fuentes de financiación y cooperación no condicionadas por Washington o el FMI.
• Potenciar su inserción en cadenas de valor Sur-Sur, especialmente con Asia y África.
• Asumir también una postura más ambigua frente a conflictos como el de Ucrania, Taiwán o la gobernanza global de datos y energía.
Riesgos y tensiones
El respaldo al ingreso de Colombia no está exento de fricciones:
• Podría generar presión por parte de EE. UU., especialmente en temas de seguridad, narcotráfico y cooperación militar.
• Implicaría una reestructuración de alianzas comerciales, sobre todo si BRICS avanza hacia una moneda común que desdolarice el comercio intra-bloque.
• A nivel interno, sectores económicos tradicionales y elites pro-occidentales podrían resistir un giro geopolítico de esta magnitud.
Conclusión: una ventana estratégica
El apoyo explícito de China, Rusia y Brasil al ingreso de Colombia al BRICS es una invitación histórica. No es una imposición ni una dependencia automática. Es una oportunidad de reposicionamiento inteligente en un mundo que ya no gira en torno a un solo polo.
Para Colombia, aceptar ese apoyo implica redefinir su lugar en la historia. Y decidir, de forma soberana, si quiere seguir siendo un satélite de Washington o un actor activo en el nuevo Sur Global multipolar que está emergiendo.
Comentários